I APIARIUM TRAIL BIAR

Crónica de Enrique

Cuando supe de esta carrera, a finales del año pasado, la tenía muy presente para, si cuadraba en mi calendario, poder asistir. La semana de frío y nieve no lo ponía fácil, pero la zona sabía que era espectacular y no podía dejar pasar la oportunidad.

Me inscribí el jueves por la noche, más tarde imposible, aun sabiendo que había nevado, pero podía ser un buen reto correr con nieve.

El domingo, como suele ser habitual, bien pronto estaba con el coche aparcado en Biar, Tengo que esperar que monten el stand para la entrega de dorsales, pero conversando con unos y otros, el tiempo se pasa volando.

La temperatura, excelente, fresquita (unos 5 o 6 grados) pero sin aire y nublado, que luego corriendo, era una autentica delicia.

Ya en línea de salida, a darle a la lengua con unos y con otros, que placer coincidir con tan buena gente en este tipo de carreras, y con puntualidad se da la salida. Una primera vuelta, por el pueblo, para ir estirando la carrera, y seguidamente tomamos dirección a la montaña, donde al coger la primera senda casi no encuentro tapón, ¡fenomenal! La senda sube pero sin ser muy pronunciada lo que me permite correr casi todo el trayecto, voy cómodo y regulando el esfuerzo, la carrera es muy larga.

Llegamos al primer avituallamiento y ahora a bajar, pasamos por un tramo de arena, que con lo mojado que estaba, era una autentica delicia recorrerlo.

Disfrutando del recorrido

El sube y baja fue una constante, muy corrible todo el circuito, pero con algunas subidas fuertes que había que tomárselas con paciencia. Conforme vamos ascendiendo aparece la nieve, el barro y el hielo (por fortuna sólo en un tramo) fue toda una delicia correr por la nieve.

En la carrera hubo dos tramos muy delicados; uno entre el kilómetro 9,5 y 10,5, donde una bajada por pista, por umbría  que en condiciones normales no tiene mayor dificultad, pero con barro y nieve el tramo se volvió “muy delicado”. Y el otro en la bajada del Reconco, del Km. 20 al 21 donde el barro, la nieve y el hielo lo convertían en una autentica pista de patinaje.

En línea de meta, nos esperaba un avituallamiento de lujo, a la altura de la carrera, con bebida y comida a discreción. Me vino fenomenal el bocadillo de atún que me tomé de tertulia con los amigos.

Y con la satisfacción del deber cumplido, de regreso a casa, donde una exquisita gachamiga me esperaba para terminar de reponer las fuerzas.

Y para terminar, agradecer al Centro Excursionista de Biar el carrerón, en todos los sentidas, que han montado. Un diez en todo; recorrido (precioso), organización, avituallamientos, avituallamiento final, vamos, para no perdérsela en futuras ediciones.

¡Ah! y lo menos importante, el tiempo. Paré el crono en 03:07:27